viernes, 30 de marzo de 2012

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Estímulos y respuestas

Las plantas son capaces de percibir estímulos a través de diversos tipos de células receptoras, con sustancias específicas que captan las variaciones del medio.
Los estímulos más comunes son: los luminosos, como radiaciones luminosas o variaciones en intensidad de luz; los cambios en la atracción de la gravedad; las variaciones mecánicas (roce, golpes, presión, etc.); las fluctuaciones de temperatura y los cambios de humedad ambiental o del agua del suelo.
Las respuestas que se producen en las plantas ante los cambios del ambiente se pueden clasificar en tres tipos: los tropismos, las nastias y las secreciones.
Los tropismos son respuestas permanentes ante un estímulo, en las que se producen cambios en la dirección del crecimiento de la planta. Un tropismo se considera positivo si va dirigido hacia el estímulo, y negativo en caso contrario.
Las nastias, en cambio, son movimientos de una parte del vegetal, que se producen sin orientación y son pasajeros: la planta vuelve a su posición inicial al cabo de poco tiempo.
Las secreciones consisten en la producción de diversas sustancias que tienen funciones muy variadas. Algunas sirven para proteger a la planta; otras, para almacenar determinados compuestos químicos de desecho, y otras, las más interesantes desde el punto de vista de la función de relación, son lo que se denomina hormonas vegetales. Estas sustancias son auténticos controladores químicos de las diversas funciones y procesos que llevan a cabo las plantas.


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